La pandemia del Covid-19 ha sacudido la sociedad de forma transversal, afectando a todos y cada uno de los sectores que tienen incidencia en nuestro día a día. No obstante, hay ámbitos donde las consecuencias son mucho más significativas, y uno de ellos es el mundo de los casinos, los salones de juego y los bingos.
A pesar de que dichos locales se han adaptado al contexto marcado por el virus, con esfuerzos gigantes en aspectos como la higiene o la distribución del espacio para evitar el contacto social, en comunidades como en Cataluña han vivido estos meses de incertidumbre con la persiana bajada. Tambíen hay opción de los códigos bonus exclusivos para Bet365 México , para que puedas obtener un generoso.
Esto, obviamente, ha originado una reivindicación cada vez más masiva, dado que el movimiento espontáneo de la Industria del Juego en el territorio ha ido creciendo, hasta convertir un lugar icónico como la Plaza de Sant Jaume, en Barcelona, como el epicentro de sus protestas.
Con las infraestructuras físicas cerradas, es normal que el juego haya derivado en la Red, dado que en este sitio se ofrecen muchas de las opciones que ya se pueden encontrar en el resto de casinos habilitados en España de forma física y tangible. Así pues, los casinos online se han erigido durante gran parte del 2020 y al menos al inicio del 2021, como la vía de escape para los juegos habituales, a la espera que la situación mejore.
No obstante, el sector es pesimista. Los casinos permanecen cerrados desde el 15 de octubre y, a pesar de que han solicitado al Govern de la Generalitat su inclusión en el plan progresivo de reapertura de las actividades económicas, nunca han figurado en él. Es por eso que el sector se siente profundamente discriminado, tal como señaló a principios de diciembre pasado el consejero delegado de Grup Peralada, Javier Carrasco: “Que los restaurantes puedan estar abiertos aunque sea con restricciones y los casinos no, supone una discriminación que no ocurre en ningún otro país”.
En concreto, las medidas restrictivas de la Generalitat afectan a unos 8.000 trabajadores directos y a cerca de 30.000 de indirectos. Además, el cierre de estos espacios pone también en riesgo unos ingresos tributarios por valor de 240 millones de euros para el Govern catalán. Unas medidas, por lo tanto, excesivamente duras para un ámbito que llega, en Cataluña, a casi 200 salones de juego, bingos y casinos.
Autor: Redacción
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