Tras el 1-O, parecía que el bloque independentista salía reforzado. Dos meses más tarde, la situación ha cambiado radicalmente. Las encuestas apuntan a una debacle del independentismo y a una subida de los partidos constitucionalistas, sobretodo de Ciudadanos. Aparte de la frustración de los catalanes que apoyaban la República Catalana, es evidente que el rumbo tomado tanto por ERC como por Junts Per Catalunya (antigua Convergencia) no ha sido el idóneo para sus intereses. A falta de cinco días para el 21-D, parece que el independentismo ha perdido enteros, no sólo para ganar las elecciones sino para gobernar. Sin duda, el bloque liderado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras está más lejos que nunca de repetir los resultados de las elecciones de 2015.
La mala sintonía entre ERC y Junts Per Catalunya es más que obvia. Hace unas semanas se palpaba en el ambiente, ahora ya lo hacen público a través de discursos contradictorios. Ya no son compañeros de viaje, ya se consideran rivales para liderar la nueva legislatura y el espacio electoral independentista. De hecho, dirigentes de Junts Per Catalunya creen que pueden competir e incluso ganar a los republicanos. Algo impensable antes del 1-O. Sin embargo, son conscientes que aparte de Carles Puigdemont, la formación nacionalista no dispone de ningún líder carismático. Lo mismo le sucede a ERC. Los republicanos lo tenían hecho, pero con el liderazgo de Marta Rovira está perdiendo el terreno ganado con Junqueras. El hecho que Junqueras esté en prisión imposibilita que ERC suba sus expectativas electorales.
La inestabilidad del bloque separatista beneficia a Ciudadanos, que ha recortado la distancia respecto a ERC y se postula como uno de los favoritos para ganar los comicios del jueves. El independentismo no sabe como actuar. Primero impulsaron el 9-N y dos años más tarde, celebraron el referéndum ilegal del 1-O. Y por si fuera poco, se atrevieron a declarar la DUI. No obstante, a sabiendas de la aplicación del 155, los partidos separatistas engañaron a sus seguidores. Les hicieron creer que era posible, y que serían reconocidos por la UE. Nada más lejos de la realidad: ni República Catalana ni ‘Govern’, que fue cesado con el artículo 155. Los catalanes han dejado de creerse el mensaje independentista, y el 21-D se evidenciará cual es la opinión mayoritaria de los catalanes. Que no es otra, que estabilidad y progreso.
Autor: Redacción